domingo, 30 de septiembre de 2012

Breve e infantil cuestionamiento ontologico de la conciencia en LSD


Cuando comenzó el efecto empecé a tener más conciencia de mi abstracción material, es decir, de alguna manera era más consciente de que solo soy millones de átomos juntos formando huesos, carne, órganos, sangre, fluidos mucosos, entre otros.
No logro comprender cómo pude tener un acercamiento a mi cuerpo de una forma tan íntima, sólo eran ideas volando. De pronto, me surgió una interrogante algo absurda, que en ese momento era completamente coherente con la “lluvia de ideas”.
Que me perdone el aniquilamiento, pero traducida en lenguaje se vería así: ¿si sólo somos átomos formando partículas formando elementos formando materia, de donde sale la conciencia de uno mismo? Y la respuesta llegó a mi “conciencia” tan rápido como nuestra verdadera naturaleza, somos luz experimentándose a sí misma en un espectro infinito de posibilidades infinitas determinados por un pensamiento o consciencia matriz que NO se puede entender como unidad por el vehículo que usa para aprehender la realidad: el pensamiento simbólico.

Por si lo anterior no quedó del todo claro lo voy a explicar. Tenemos cómo certeza que cada uno de nosotros es un ser vivo con una conciencia particular, ya que si hacemos un trabajo cartesiano de dudar de todo lo empírico, nos queda la certeza de nuestro pensamiento, de este trabajo deductivo se han agarrado algunos filósofos para, justamente, afirmar que la conciencia de uno mismo ES un hecho axiomático e incuestionable.
Es acá donde NO estoy de acuerdo. ¿Acaso nos acordamos de cómo experimentábamos el mundo en los primeros meses de vida?
¿Afirmando que la única certeza es la autoconciencia estamos cuestionando la naturaleza del ser humano o la del lenguaje y el pensamiento simbólico?
Es conocido por la psicología que el niño en sus primeros meses de vida experimenta la realidad de una forma completamente diferente, al no haber desarrollado el pensamiento simbólico, el cual surge de la mano con el lenguaje, que es el mecanismo por el cual nosotros conceptualizamos abstracciones mentales, no puede por lo tanto separar “yo” de “el mundo”, en otras palabras, el niño nace como UNA TOTALIDAD DE CONCIENCIA, para luego ser el lenguaje el que le exija separar todo lo “inseparable” para encarcelarlo en una cantidad finita de conceptos o palabras que van a hacer imposible el flujo del pensamiento, ya que al hablar, no estamos transmitiendo información en sí, sino sólo estamos agrupando nuestras abstracciones mentales en conceptos para que “el otro” los pueda “entender”, pero justamente, es imposible que el otro nos “entienda” por medio de palabras, ya que éstas sólo van a activar en él una serie de significados referidos a su propia experiencia egocéntrica.
Si me vas entendiendo hasta ahora entenderás también cómo el lenguaje es el mecanismo perfecto para que sea imposible comunicarnos de manera directa (pensamiento a pensamiento) y de ahí que el lenguaje más que una herramienta es una cárcel… y la torre de Babel.
Lamentablemente, según los principios que postulo,  ustedes leyendo mis palabras no podrán evocar las mismas ideas que yo mato al pulsar estas teclas, de ahí que las palabras tienen un gran contenido energético solo a nivel interpretativo, en sí no son más que signos completamente aleatorios.
Pasemos a tratar el tema de la conciencia, ustedes se preguntaran: ¿si somos una sola conciencia por que cada uno vive una realidad diferente?
Es simple, el lenguaje nos exige, para entender la realidad, que de toda la información (logos, mundo de las ideas) seleccionemos una porción milimétrica que va a ser nuestro autoconcepto. Entendamos entonces por autoconcepto todas las características de la totalidad que la sociedad nos impone sentir como nuestras. Por ejemplo “soy hombre, por lo tanto soy fuerte, por lo tanto no lloro, soy orgulloso y varonil”
El problema es que nosotros somos la totalidad de las probabilidades, y todo lo que la cultura a través del lenguaje y el pensamiento simbólico nos hizo separar de la falsa idea del “yo” esta reprimido en una suerte de inconsciente freudiano, que no es más que la información que nos complementa. Información expresada en luz o energía que de alguna manera va a brotar a nuestra conciencia causando un sentimiento de vacío, el cual tratamos de cubrir con apego. El apego existe mientras la existencia de un ente “externo” pueda influir en mi bienestar emocional. Por ejemplo, es apego las ganas que tengo de que Perú gane los próximos partidos de las eliminatorias en tanto este grandioso escenario me haga más feliz; de ahí que uno se apega con facilidad a los enamorados, a las sustancias psicoactivas y a la comida, entre muchos otros.
Heráclito y Jung ya nos trataron de explicar cómo esta necesidad cultural de ver a los opuestos como contrarios sólo nos distancia de nosotros mismos. En realidad las polaridades de un opuesto son un círculo continuo de probabilidades que responde a la misma idea pero con frecuencia vibratoria diferente, de ahí que calor y frio son lo mismo, de igual manera amor y miedo, o vida y muerte. Cabe resaltar que la conciencia existe en ondas, ya que se encuentra en los fotones (partículas de luz).
La cosa se complica un poco más al hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuál es el fin entonces de un ser humano? Como ya mencioné repetidas veces, somos una sola conciencia, o luz que se diverge en cuantos pares de ojos existan creando a través del lenguaje una realidad ilusoria, pero en el fondo remoto de nuestra alma seguimos siento totalidad. CADA UNO ES UNA TOTALIDAD, por lo tanto cada uno es una posibilidad igualmente apta para modificar la estructura de la realidad, que es información, que es pensamiento, que es luz, electricidad y para Heráclito Fuego.
Se puede concluir de lo anterior que la finalidad de cada uno es en primer lugar tomar conciencia de su dimensión absoluta y no adjudicar nada a lo externo. De alguna manera, tenemos la bendición de poder potencialmente afirmar que todo es nuestra culpa (en tanto totalidades).
Somos universos adentro de universos en un ciclo infinito, y lo mejor de todo es que sólo basta que una mente particular ilusoria solucione un problema, para que ese problema, que existe en cada uno de los universos infinitos, se solucione (en tanto energía acumulada en el “inconsciente colectivo”).

Y para los que me han entendido hasta este punto, resolveremos la siguiente cuestión: ¿Si somos todos totalidades, qué rol juega la socialización (o la interacción con toda la luz que denominamos “externa”)?
También es simple, nuestra “alma” tiende a la unidad; esto quiere decir que todo lo que consideremos externo a nosotros se nos presenta como realidad ilusoria creada por nuestro inconsciente para hacerlo consciente, o para aceptar nuestra totalidad, ampliar nuestro autoconcepto.
Como ejemplo de nuestra potencialidad de universos podríamos decir que si yo en este momento percibo la realidad político-social China como preocupante, no necesito ir a arreglar los asuntos a dicho país, sino que puedo arreglar la misma preocupación en mi vida, pero con su resignifiación que podría corresponder, por ejemplo, a avaricia o sobrepeso. Pero estos temas ya son un poco más densos.
Como reflexión final me gustaría poner es cuestión la inutilidad del acto de juzgar, que no es más que huir de la posibilidad de tu mismo solucionar un problema. Cabe resaltar que nuestro entendimiento del mundo solo se puede basar en nuestro autoconcepto.
Sólo te puedes juzgar a ti mismo.  

Luciano 

miércoles, 2 de junio de 2010

Miercoles dos de Junio


Intentaré, con mucho esfuerzo, contar hasta diez; si lo logro lo hago de nuevo.

Hoy a las ocho de la mañana solo se veía el cielo blanco, grisáceo. Con algo de suerte también un perro, un cordón umbilical, sandía, pero eso ya no depende de mí. Luego el control de economía, y las respuestas en el ipod con conexión a Internet. Gracias

Diógenes con los limones verdes. Todos los hombres son mortales. Faltan nueve minutos, minutos de gallinas sin plumas, cataclismos, Hopkins y no sabemos si los limones serán verdes por siempre. Algunos son mas amarillos que verdes. Tomando siempre en cuenta que en la inferencias de la lógica tradicional se aplica el contenido existencial sólo cuando la premisa o el conjunto de premisas son universales y la conclusión es una particular.

Cuatro palabras: en en el mundo medieval del siglo XIII era muy difícil navegar

Sabina esta en Lima

sábado, 3 de octubre de 2009

Imperativo Categorico


Todo comenzó cuando estábamos en el parque, o por lo menos es lo que creo, ya que el tiempo no tenía un carácter enteramente lineal. Era el mismo parque por el que cruzo todas las mañanas para tomar el micro cuando voy a la Católica, esta vez iba como quien viene de Benavides, corriendo hacia el otro extremo, en diagonal, asustado.

No vi bien a mi alrededor, pero creo que estaba con mis primos, que corrían como yo, luego ya ni me acuerdo de ellos.

Asumo que fue inmediatamente después cuando andaba yo caminando por la vereda de Juan de la Fuente, en la cuadra que llega a 28 de Julio pero ahora como quien va al Carmelitas de primaria, hacia mi casa. Hay unas enredaderas al costado de la acera, que de noche le dan a la calle un aspecto tenebroso, y esta vez era de madrugada. No sé porque, pero yo sabia que me iban a robar, y hasta grite. En vano al fin y al cabo.

Entre a mi casa luego de subir por el gran ascensor y fui a donde estaba mi mama, la vi echada en una cama, muy asustada, preocupada. No me Quería decir que pasaba, hasta que luego de insistir me dijo mirándome fijamente pero con temor “vienen por ti”.

Como es normal el mundo se me vino abajo, no tenía idea de que era lo que tenía que hacer, de pronto aparecí junto a mi papa, que también estaba echado en una cama. Le dije, casi rogándole, que por favor me diga la verdad, qué era eso que los doctores confesaron cuando yo nací, y me dijo, con aire sumiso – dijeron que no eras normal, eras diferente e ibas a ser escritor y poeta- desconcertado le respondí – Eso no tiene nada de malo, es fantástico-. Y con compasión me dijo – los escritores y poetas no son personas normales-.

Y me desperté temblando.

jueves, 21 de mayo de 2009

Mañana


Mañana puede ser un día diferente.
Muy temprano me despertaré con el instinto que me ha despertado toda la vida, el que me hace dormir durante un tiempo moderado y levantarme viendo el sol, adivinando la tonalidad del cielo, en un cuarto sin ventanas.
Lo más probable es que instantáneamente después caiga la noche. Nunca antes ha pasado, nunca minutos después del amanecer, pero mañana no va a ser un día rutinario.
Saldré de mi casa, porque no me gusta pasar las noches sólo, e iré a buscar a mis amigos, a aquellos que no veo desde hace mucho tiempo. Los buscaré sin ninguna razón en particular, con la intención de pasar con ellos quizás la única noche que no corresponde al tiempo, al tiempo que estamos acostumbrados a ver.
Estar con mis amigos será especial de todos modos; todavía no sé que haremos juntos, pero asumo que conversaremos tranquilos en un bar cómodo y silencioso de una avenida principal, claro que solo en el remoto caso de que la noche extraña siga siendo noche, no hay que descartar la posibilidad de que amanezca. Sería triste que amanezca, ya que lo no habitual de mañana se volvería habitual, como cualquier día urbano de otoño.
Sigamos con el supuesto de que no amanezca repentinamente al medio día, pero que tampoco sea la noche la que siga dominando, sería entonces otra cosa, ni día ni noche, algo difícil de explicar porque nunca ha sido visto ni percibido por nuestros sentidos; no caigamos en el error de pensar uno de los estados intermedios a los que estamos acostumbrados durante el alba y el ocaso, tratemos de pensar algo diferente. Yo asumiré que luego de la inoportuna noche de mañana el cielo tomará un color verdoso, en donde no habrá estrellas, ni sol, ni luna, solo este tono verdoso que se mezcla con figuras extrañas, estas figuras no son nubes, sino son cielo, que en esta nueva faceta tiene varios colores, teniendo en cuenta de que el verde sobresale.
También existe la posibilidad de que no sea verde el que prime, sino un color inimaginable cuyo nombre no conozco.
Durante esta extraña face del día sentiré, sobre todo, hambre, entonces iré a almorzar frutas y verduras, para seguir con la onda no rutinaria del día. Luego, con muchas ganas me propondré a llamar a Laura, pero una vez en mi casa me daré cuenta de que es de noche de nuevo, pero esta vez será una noche verídica, de esas que hay todos los días y que luego de unas horas dan sueño, lo que pasará es que no estaré al tanto de todo, porque mañana no va a durar veinticuatro horas como los días comunes, mañana durará injustamente menos.
Es importante que quede claro que todas son suposiciones.

Por ultimo, ya con mucho sueño, mañana dormiré en la sala. Y seguramente soñaré cosas absurdas y sin sentido.

sábado, 25 de abril de 2009

setecientos cuarenta y cuatro



Ayer llegue a casa muy tarde, ese tuvo que haber sido el problema. Hacía mucho calor, más que lo habitual, y todas las ventanas cerradas.
Nada de comer, como siempre, y todo desordenado. Lo peor eran las ratas, estaban por todas partes. Nunca había visto una en mi casa, pero esta vez eran cientos, miles. Tuve que caminar con cuidado para no pisarlas, se amontonaban en las esquinas, en los muebles, debajo de la escalera.
Las ratas son realmente repugnantes, sobre todo éstas: grandes, grises y de colas largas.
El día había sido demasiado agotador y el sueño me impedía pensar en otra cosa que no sea dormir.
Entré a mi habitación, también infestada de roedores. Me quité el saco y los zapatos y bajé nuevamente para apagar las luces; pisé un par de ratas camino a la cocina.
Guardé las llaves del carro y apagué las luces del pasillo, claro que antes de apagarlas me aseguré de cerrar bien la puerta que da a la calle y las ventanas, no se fuera a meter una rata o algo parecido.

martes, 7 de abril de 2009

Pretérito pluscuamperfecto


Tanto tiempo perdido, inundado en angustias, buscando sin éxito soluciones, oportunidades explicitas.

Vio desde el fondo el andar de los pasos de su vida, amargos, inanimados.


Cierto día entendió que los ángeles no bajan con alas, Y entonces renació.

domingo, 5 de abril de 2009

La escalera



Mis pasos en la escalera suenan rítmicamente, y cada vez veo más alto.
En el camino olvido, cambio y cada vez andar me cuenta más.
Hay momentos, claro, llenos de optimismo en donde nace una motivación que me impulsa. Estos momentos son provocados por lo que veo, por las nuevas cosas, por lo que siento mientras voy.

Aunque en el camino veo mucho, es una escalera, y de que sirve parar en la mitad; siempre hay objetivos, ¿llegaré? Y si llego, ¿A dónde sería? Pienso que sea a donde llegue voy a ver más escaleras, lo bueno es que cada peldaño es un logro.

Me sorprendo con estas escaleras, es fácil desviarse, lo interesante de las desviaciones es que algunas siguen subiendo, pero otras solo nos enredan, y otras nos llevan al principio perdiendo todo. Todo menos la experiencia de haber subido escaleras.